Recientemente, me topé con el caso de una compañía que tenía almacenadas miles y miles de imágenes digitales y cada semana, añadía cientos de ellas. Querían establecer un flujo de trabajo que garantizase una preservación a largo plazo y una gestión ágil.
Uno de los elementos claves de cualquier archivo de fotografía es la creación de una copia de consulta en baja resolución resultante de comprimir la imagen en alta calidad. Esto nos permite hacer visualizaciones rápidas, vincularlas a bases de datos o incluso poder solventar algunas peticiones relacionadas con entornos digitales como, por ejemplo, publicarla en una web.